Todo comenzó en 1818 cuando Nicolas François Billecart y Elisabeth Salmon fundaron una casa de champán consciente de la excelencia de sus vinos. Desde entonces, cada uno de los miembros de la familia Billecart se ha comprometido a perpetuar la tradición familiar manteniendo el juramento inmutable: "Dar prioridad a la calidad, luchar por la excelencia". Prueba de esta exigencia eterna: el huerto familiar en la finca Billecart-Salmon.

Este jardín fue rediseñado en 1926 en estilo francés bajo la dirección de Charles Roland-Billecart. La idea de su proyecto era crear un jardín en el corazón del pueblo, rodeado de murallas rodeadas de tilos adornados con un dosel, con bordados de boj, césped y parterres. El jardín se mantuvo en este estilo hasta 1999, cuando una tormenta destruyó los árboles viejos que quedaban, dejando sólo un castaño que pronto tendría 200 años. François Roland-Billecart, por lo tanto, decidió ampliar el jardín de su abuelo colindando con la parte que había quedado fuera de la vista. Encomendó este proyecto a su hermana Véronique Roland-Billecart.

Desde la fundación de la Casa de Billecart-Salmon en 1818 hasta ahora, cada generación ha invertido en la preservación de este jardín. Además, la familia se ha dedicado a modernizar el arte de la elaboración de sus vinos, fruto de casi dos siglos de experiencia. Con un trasfondo de la mejor tradición champenois, la Casa de Billecart-Salmon se mueve entre la excelencia y la demanda, deseosos de transmitir su amor por el champán mientras cultivan una cierta cantidad de misterio.